martes, 3 de enero de 2012

Cris Escobar
David calderon

El astronauta de palenque


El hombre del Palenque, conocido también como el señor Pakal. La historia de este ser se remonta unos 12.000 años, en el corazón de la civilización maya.
En 1949 se descubre en un templo, bajo una escalera de cuarenta y cinco escalones, un sello oculto que daba a la tumba del señor Pakal, el arqueólogo Alberto Ruz Lhuilliera, que después de más de un año de excavaciones encontró una losa de forma triangular, que tapaba la espectacular cripta que contenía una gigantesca y espectacular lápida, tapando el sarcófago donde yacía el señor Pakal. Lo interesante de este descubrimiento es que la lápida estaba llena de símbolos y tenía el dibujo del supuesto difunto, colocado en una especie de aparato volador con el cabello ingrávido (como estaría un astronauta sin su casco), sentado en una especie de silla con cinturón de seguridad y con los pies apoyados en unos pedales y controles al frente. La altura promedio de los mayas era de aproximadamente 1,50 metros y el señor Pakal medía 1,70 metros. Eso hace pensar que no era maya.
Pero los mayas enterrados en templos eran normalmente celebridades. ¿Qué hizo pensar a los mayas que el señor Pakal era una celebridad? Todo eso hace pensar que este individuo era un ser extraterrestre que aterrizó en territorio maya y compartió con ellos distintos conocimientos, hasta el punto de ser considerado una deidad.
Son legendarias las historias surgidas desde sectores pseudocientíficos y de aquellos amantes de lo paranormal en las que, tras cualquier pequeño detalle fuera de lo que su raciocinio comprenda o sepa interpretar correctamente, son achacadas a seres de otros planetas, ovnis o espíritus del más allá.

Uno de los temas preferidos por aquellos a los que les gusta especular con este tipo de cosas es la historia del (mal llamado) astronauta maya de Palenque.

El Templo de las inscripciones, situado en Palenque (México) representa uno de los exponentes arquitectónicos más importante de la cultura Maya. El arqueólogo de origen francés, pero de nacionalidad mexicana,  Alberto Ruz fue el descubridor en 1952 de la tumba de Pacal el grande, uno de los señores de Palenque y cuya lápida ha llevado a grandes y diferentes lecturas.
Debemos tener en cuenta que, la cultura maya, fue rica en glifos, cuyos dibujos y simbología representaban en todas y cada una de sus construcciones y obras.

La losa fúnebre, de una antigüedad de más de 1.300 años, contiene una serie de dibujos que quizás actualmente no sepamos descifrar correctamente, pero que están llenos de simbolismos vitales para los mayas. Muchas personas intentan ver en su representación a un personaje sentado a los mandos de un cohete espacial, muy lejos de lo que realmente quisieron plasmar.

Algunas fuentes intentan describir y argumentar símbolos y objetos que en realidad nada tienen que ver con viajeros del espacio.  Por ejemplo, lo que se ve junto a la nariz y boca no es un respirador, ni hay palancas ni botones que representan los mandos para comandar un cohete.

Otro de los argumentos que esgrimen para decir que los restos que contenía la tumba no pertenecían a un maya es la altura de éste. El esqueleto pertenece a un varón de 170 cm de altura, mientras que los restos de otros mayas encontrados no superan los  150 cm. Una tesis que no se sostiene por ningún lado, ya que catalogar como ser de otra civilización o planeta a alguien por el hecho de medir 20 centímetros más nos estaría invitando a que señalásemos como extraterrestres a aquellas personas que en la actualidad miden más de 2 metros, teniendo en cuenta que actualmente la talla media está entre los 170 y 180 centímetros de altura.

Un error común a la hora de descifrar la lápida es la orientación de ésta, ya que se suele mostrar de modo horizontal, mientras que la forma correcta de visionarla es verticalmente, tal y como está en la imagen que adjuntamos en este post.

La simbología Maya es constante en la representación de la vida y la muerte, de lo que nace y muere y de ahí que lo que podemos ver frente a la ilustración de Pacal es lo que ellos denominaban 'árbol de la vida' y no el motor de una nave tripulada.
Las malas y dobles lecturas de los glifos mayas están llevando a la confusión a un gran número de personas que, sin ser expertas en el tema, hacen valoraciones arbitrarias que después hacen creer en falsas y erróneas predicciones, como la que señala el fin del mundo para el 2012, según interpretan algunos Mayas.